Por qué deberías observar volcanes desde una larga distancia
Las explosiones volcánicas son fenómenos naturales impresionantes, pero pueden causar grandes problemas. A diferencia de la iridiscente aurora boreal, la extensa selva amazónica o el Gran Cañón, el fenómeno volcánico no es algo que podemos observar de cerca, pues sus efectos pueden ser mortíferos.
La ceniza puede ser una de las consecuencias más ligeras de esta catástrofe; sin embargo, sus efectos pueden ser graves y peligrosos para los seres humanos.
En general, la ceniza volcánica es lava congelada, pero en una escala muy pequeña. Cada fragmento no puede medir más de dos milímetros, pero usualmente son mucho más finos que eso, pero sí son más densos que el agua de lluvia.
La densidad de la ceniza volcánica puede hacer colapsar una casa. Pero su principal peligro viene de la inhalación: prácticamente se está respirando algo congelado, un estado similar al vidrio que puede lacerar partes de tu aparato respiratorio como los bronquiolos, alvéolos y capilares.
A largo plazo, puede causar silicosis, una dolencia que da lugar a cicatrices potencialmente permanentes en los pulmones. Si se llega a beber la ceniza, puede suceder lo mismo pero en el sistema digestivo.
Finalmente, hay algunos componentes tóxicos dentro de las cenizas como el sulfuro de hidrógeno, dióxido de azufre, ácido clorhídrico y fluorhídrico. Éstos pueden causar conjuntivitis y bronquitis.
Sin embargo, para padecer alguno de estos efectos se necesitaría estar expuesto a cantidades enormes de ceniza volcánica. En caso de que te encuentres en una zona de riesgo, las recomendaciones generales incluyen usar un pañuelo como tapabocas y limpiar continuamente los ojos y la garganta con agua pura.