Los investigadores ya han intentado pronosticar y predecir el fenómeno con pocos resultados
El Sol, centro de nuestro Sistema Solar, es una de las principales razones por las que la vida en la Tierra fue posible, pero también puede ser una molestia de vez en cuando.
Fenómenos como las eyecciones de masas coronales (cuando el sol arroja plasma y energía al espacio) pueden afectar seriamente la infraestructura de comunicación humana si se acercan demasiado a nuestro planeta.
Durante años, los investigadores han intentado pronosticar y predecir este fenómeno nombrado como CME, con la esperanza de prevenir daños a la red eléctrica mundial; para hacerlo se ha intentado imitar estas explosiones solares, cuyo comportamiento es similar a burbujas moviéndose a través del espacio o incluso a un estornudo.
“Hasta ahora, se ha asumido que las CMEs se mueven como burbujas a través del espacio y responden a las fuerzas como objetos únicos”, explica el profesor Matthew Owens de la Universidad de Reading. “Hemos encontrado que se parecen más a una nube de polvo o estornudo en expansión, formada por parcelas de plasma individuales que actúan por sí mismas”.
El viento solar actúa sobre el CME cuando se mueve a través del espacio, y hace que la forma y el comportamiento de la explosión de energía se vuelva impredecible. “Por lo tanto, si queremos protegernos más de las erupciones solares, necesitamos entender más sobre el viento solar”.
Este nuevo estudio y la sugerencia del equipo de investigación de que se incluyan las lecturas del viento solar en la predicción de futuros estornudos solares podría ayudar a los científicos a evaluar con mayor precisión el riesgo que suponen sobre la tecnología y mitigar el daño que provocan.